LOS PELIGROS DE LOS SOCIAL MEDIA
No, no se rían del autor que escribió la noticia que encabeza este
artículo. Toda una novedad eso de las computadoras allá por los 60. Novedad que
ya no es tal, porque muchas cosas en la comunicación han cambiado y hasta se
acabaron.
¿Se acabó ver la tele como antes?, ¿se acabó escuchar la radio como antes?,
¿se acabó leer el periódico como antes? No, no se acabó, porque están ahí como
siempre, pero de otra manera.
Ahora se nos presentan como un frigorífico, como una gran despensa. Un
escaparate vía internet, a la carta: veo lo qué quiero cuando quiero, accedo a
los posd-casts de radio que quiero cuando quiero y leo toda la prensa que quiero, no
solo una..Y, además, en cualquier lugar y situación: en una cena con
amigos (aunque no sea muy educado, pero... ¿ quién no lo ha hecho?), durante un
fin de semana en una casa rural…Todo un abanico para estar bien informado, para
contrastar, para no creer ni beber de una fuente única, para reflexionar y
sacar conclusiones. Ya lo dijo Umberto Eco en su libro “Cómo se hace una tesis”.
Todo eso es posible, pero el espectador, el oyente, el lector, no deja su
papel de receptor. Más aún en un mundo periodístico en crisis, en que se abren
dos caminos.
- Los grandes grupos empresariales de la comunicación, que ante la desaparición de otros medios, incluso públicos, engullen y acumulan periódicos, revistas, radios y televisiones. Grupos cerca del poder o con influencia en el poder, o capaces de influenciarlos, con sus intereses publicitarios o varios intereses. Igual en este canal digo Diego y en el otro digo digo.
- La otra vía es la más cruda para los profesionales de la información. Un sector azotado, derrumbado por una crisis que sigue de cerca, en cuanto a desempleo, la caída del ladrillo, en otro tiempo de oro. Ante eso, proliferan los medios locales ( dependientes de las subvenciones de sus instituciones próximas) y nacen otros medios, los que están, casi como sus profesionales colgados en Internet. Medios multiplicados a la enésima potencia, a veces sin control - desde el punto de vista matemático. Lo de no tener un gran hermano encima ya me va bien-. Webs que nacen, subsisten como pueden, aunque todas necesitan de inversión o de una publicidad que ahora se destila a cuenta gotas. Son pocas las webs de información que sobreviven, que llegan a ser referencia o pagan un sueldo a sus periodistas (sí, esos del paro, que no tienen trabajo, pero a los que no les faltan ofertas para colaborar o trabajar a cambio de... pasar del aire. Trabajo o colaboración a cambio de remuneración cero, igual a gran empresario de medios. ¡Vaya vicio ese de los periodistas de comer !) Perdón, volvamos. ¡Ah sí, los medios de Internet! Cierto es que hay excepciones, como en todo, pero sin el sonido del clin-clin, se ha de ser muy bueno y muy listo para que el camino sea el contrario; o sea de Santiago de Compostela a Roncesvalles: soy anunciante y voy a ti.
Conclusión, que todos, como dijo Quevedo, necesitan al poderoso Caballero Don Dinero. Y sin euros, el protagonista de la noticia,
vía gabinete de prensa, es el propio emisor que sirve, elabora y difunde sus
propias informaciones, con su propia versión de los hechos, a los medios de
comunicación, que, por falta de personal o por las políticas de ahorro de
gastos, no pueden cubrir diferentes actos y noticias.
Así, cada día, son más las notas de prensa, vídeos, fotografías y
declaraciones elaboradas por las mismas fuentes que ven la luz, con más o menos
barniz de crítica por parte de los mensajeros.
El receptor emisor
Lo cierto es que la información se parece cada día más a un puñado de
agua que se filtra entre los dedos y que se es incapaz de retener.
Mire su bolsillo, su bolso, su mochila…, ahí está. Es su teléfono - perdón
su smartphone-. Tiene cámara (de fotografía y de vídeo), grabadora, teclado,
conexión a internet y, si quiere, hasta una nube como Songoku.
Eso es información. En cualquier momento, en cualquier lugar, usted puede ser testigo de algo, ver aquel matiz de una escena, un paisaje, ver u oir algo que los demás no han visto u oído y que es susceptible de ser información, bien sea por estética, por relevancia, por importancia o porque usted estaba allí y era el primero en verlo u oirlo. Véase la foto y el tweet de la periodista Ana Cañil, primera testigo del atraco a la casa de Bárcenas, y solo porque pasaba por allí.
Usted, nosotros y todos podemos pasar a ser emisores de información -y no hablo de ser un simple paparazzi en una playa de Ibiza-
Un papel que todos hemos asumido paso a paso, porque primero lo hicimos vía
sms o mms, de mí para ti, o para un grupo reducido, es decir resguardados en la
intimidad o en una intimidad acotada. Pero faltaba el gran salto. El salto que puede , ahora sí, ser verdaderamente democrático.
Los molestos emisores masivos
¿Lo han visto verdad? Un puede en cursiva. Nadie hubiera pensado que ahora,
además de emisores, nuestros mensajes podrían tener repercusión desde nuestro
entorno a la otra parte del mundo. Los ordenadores, esos smartphones que van
con nosotros, son todo un mundo de aplicaciones. Y entre ellas los social-media:
Facebook, Twitter, Instagram, Linkedyn, Pinterest, Thumlr, Blogger, Flickr y
muchas más que seguro se me escapan.
Y es que además de fotografiar, grabar en vídeo, quejarnos, alabar o
decir. Podemos retratar o grabar en vídeo la vida, la nuestra o la de los
demás, es decir ser testigos, fotografiarlo grabarlo. Y todo ello hacerlo
al instante. Su dedo, habitualmente el pulgar, es su pluma, su teléfono es su
ordenador y con un click en la tecla publicar difundimos lo que hemos visto,
oído, grabado y reflexionado a todo el mundo.
Toneladas, decilitros, kilómetros; mejor dicho megas, gigas o
terabytes de información suelta sin el control de los que controlan. Y eso,preocupa.
Más allá de sus quejas y sus gustos, los social media también pueden unir a
grupos, pueden encabezar una protesta ciudadana y, cuando se vive una crisis,
cuando el descontento aumenta y son malos tiempos para la lírica, puede ser
toda una molestia. La sociedad, la ciudadanía se une y es capaz de crear grupos
de protesta que circulan por la red, que levantan voces a coro, que tienen
difusión, que generan simpatías e, incluso, se organizan para salir a
decir lo que piensan. Toda una molestia.
Molesta que usted, tú, él o yo nos manifestemos, que se proteste, que la
sociedad se organice, que se compartan o difundan enlaces reivindicativos
en las redes sociales. Mucha información, mucho descontrol para el
controlador. Y aquí viene la cuestión. Ante eso nada mejor que aplicar el
principio de: acción-reacción, pero en su vertiente censora.
En el nuevo Código Penal, que se debatirá en el Congreso y que puede aprobarse
en año nuevo, se pretende incluir como delito, penas de cárcel incluidas,
el hecho de twittear o promocionar vía redes sociales una manifestación
o protesta ciudadana. Plataformas como "No Somos Delito" trata ahora de promover enmiendas entre los partidos de la oposición.
Mientras, en los últimos días, algunos políticos, y tras la huelga del servicio de limpieza urbana en Madrid, reclaman una revisión del derecho a la huelga. La nueva Ley de Seguridad Ciudadana también prevé multas de hasta 600.000 € para los Skratches o las manifestaciones no autorizadas ante las diversas Asambleas Legislativas. Ni que decir tiene que este tipo de acciones ciudadanas son fecundadas en la indignación y paridas vía Twitter, Facebook, Blogger...
Mientras, en los últimos días, algunos políticos, y tras la huelga del servicio de limpieza urbana en Madrid, reclaman una revisión del derecho a la huelga. La nueva Ley de Seguridad Ciudadana también prevé multas de hasta 600.000 € para los Skratches o las manifestaciones no autorizadas ante las diversas Asambleas Legislativas. Ni que decir tiene que este tipo de acciones ciudadanas son fecundadas en la indignación y paridas vía Twitter, Facebook, Blogger...
Y ahora llega el debate, el equilibrio entre la libertad de
expresión, el derecho a manifestarse, a comunicarse o a reunirse, siempre pacíficamente.
Todos ellos Derechos Fundamentales reconocidos en la Constitución.
Todo eso, parece que ahora está como el funambulista sobre el fino alambre ¿Caerá al suelo sin red? No sé. El pulgar y el publicar continuarán estando ahí, en la red social que ustedes elijan.
Todo eso, parece que ahora está como el funambulista sobre el fino alambre ¿Caerá al suelo sin red? No sé. El pulgar y el publicar continuarán estando ahí, en la red social que ustedes elijan.
Muy Bueno Xavier! Enhorabuena!
ResponEliminaGràcies Rafa, m'alegre que t'haja agradat!!! Fins demà.
ResponEliminaBuenisimo el articulo¡¡
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