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Los agarrones y empujones de Sergio Ramos quedaron impunes |
La mejor liga del mundo se asombra ante el orgullo y humildad del Madrigal
Pues miren, iba
ayer hacia el Madrigal por la calle Santa Bárbara de Vila-real. Al fondo, la
visión de las banderas de preferencia, colocadas , como saben, en el
orden que marca la clasificación.
Curiosamente sólo se veían tres: la del Real Madrid, la del Celta
(todavía fuera de lugar) y la del Villarreal. Un punto de diferencia entre
blancos y groguets. Me senté en el campo y la diferencia, en el juego, en las
llegadas, en la motivación y en la concentración la marcaban los de Marcelino.
Y pensé aquello de… ¿a ver qué pasa?